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lunes, 23 de mayo de 2011

7. Lolita

with 1 comentarios
7-En serio necesito hablar contigo, tomemos un café y hablamos.

Accedí. La llamada que había recibido provenía de un profesor de la universidad, me lo había reencontrado en una reunión del trabajo y en ese momento, en serio, lo juro ante una biblia, pensaba que me iba a ofrecer trabajo. ¿Sería demasiado ilusa?

El hombre había sido ese profesor que todas las chicas admiran, siempre hablaba en clase de su familia, su esposa y sus tres hijas, usaba una colonia que penetraba y siempre se vestía de traje, no era el hombre más guapo del mundo, pero era atractivo, en fin, se de muchas que al menos dijeron “ese man si que está bueno”

Así que partí a mi cita con la mejor ropa de oficina, un vestidito, medias veladas, tacones, maquillada de la forma más sobria posible, incluso –lo confieso- llevaba mi CV. El lugar de la cita era un restaurante bar ubicado en una de los mejores lugares de la ciudad. Llegué antes- siempre suelo llegar 10 minutos antes para poder dar un último vistazo al espejo del baño- lo esperé sentada de espalda a la puerta.

Cuando llegó lo saludé con calma, pidió la carta y ordenó una jarra de cerveza, me sorprendió pero ante la oportunidad de cambiar de empleó accedí… sin embargo el tema referente al trabajo nunca resaltó en la conversación y luego de tres horas interrumpió:

-desde que te volví a ver en tu trabajo, me muero por darte un beso

Y como jamás me he negado a un beso respondí: No te mueras, dámelo.

Lo siguiente fue una cadena incansable de besos, el hombre que ya me había dicho su edad 42 contra mis 23 parecía un adolescente incontrolable que me demostraba con sus manos el deseo… Confieso que la curiosidad de estar con un hombre mayor movía mis actos, y aunque sabía de antemano por el anillo de su mano que era casado, mi moral como siempre distraída, me impulsaba a besarlo y coquetearle con el fin de que la noche terminara en lo que ahora parecía que iba terminar... me sentía como una lolita... una loca y pequeña lolita.



No puedo recordar cómo llegamos a su casa, y aún hoy trato de recordar dónde vivía, sólo recuerdo un apartamento con paredes decoradas de fotos de niñas en su primera comunión, y eso porque mientras hacíamos el amor yo abría los ojos y observaba los muros…
Lo que más recuerdo era la pasión con la que sus manos me quitaron la ropa, había cierta fuerza y ternura en sus movimientos, pero sobretodo no dejaba de oírle decir lo mucho que mi cuerpo lo excitaba, aunque lo confieso esta expresión de deseo no me inspiraba en lo más mínimo, al menos me sonreía. La faena con “el profe” no se puede ni siquiera comparar con las clases que dictaba, y lo digo, porque él en serio era un excelente maestro en el campo académico, qué lástima que no lo fuera también el campo horizontal de una buena cama… o como en el caso de nuestra cita, de un buen sofá.

Estaba bien dotado, era un hombre que se veía atractivo al estar desnudo, sin embargo no logró complacerme, fingí –lo acepto- mientras me penetraba yo gemía, pero en mi mente estaba pensando en cómo decirle que no me quedaría con él esa noche, que por el contrario, apenas él terminara (yo no había empezado nada) pediría un taxi.

Sus movimientos eran torpes, justo cuando yo trataba de concentrarme se detenía para decirme, ¿te gustó?, ¿qué sientes?... en fin sus preguntas me ponían cada vez más fría mientras trataba de decirle con placer: sí me encantas, me gusta, ya voy a terminar.

Por fin se vino, no sin antes pedirme que si podría hacerlo en mi boca, petición a la que me negué, no se lo había ganado y como ya lo he dicho anteriormente tener sexo oral no es actividad para hacerla con cualquiera, para consolarlo le ofrecí mi vientre, así que me alegré cuando sentí aquel líquido tibio, suspiré como quien acaba de terminar una gran faena y me levanté recogiendo mi ropa tirada en el piso, mientras hacía maromas para ponérmela.

Ya en el taxi, rumbo a mi casa mi celular sonó, era él:

-Que fabulosa faena, en serio eres una cosita hermosa, espero que podamos repetirlo.

Le dije:

-Claro, algún día (lo que no le dije, fue de qué vida)

1 comentarios:

  1. Unknown dijo...

    jajajajajaj!!!!! un gusto pasar por tu casa y quedarme de voyeur ... gracais por ese placer!!!

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